Con esos enemigos, Felipe VI y la monarquía hasta tienen "suerte"
Meritxell Batet sentó un precedente, en el inicio de la actual legislatura, al terminar su discurso como presidenta del Congreso con la frase "Viva la Constitución y viva el Rey”, respondida por diputados y senadores.
De esa forma concluyó Batet un discurso de calado institucional, en el que exaltó la figura y el papel del monarca, a quien expresó la mayor consideración por su función, posición institucional y desempeño de su tarea. Un elogio muy notable, viniendo de quien viene.
Esos vivas se convirtieron, de alguna manera, en la réplica y descalificación del manifiesto que soltaron, precisamente en las mismas Cortes y precisamente antes de la sesión solemne para conseguir mayor eco, los portavoces de ERC, Junts per Catalunya, EH Bildu, CUP y BNG. O sea, los nacionalismos desleales.
“No tenemos rey. La monarquía y su máximo exponente no nos representan”, dijo Rufián, quien afirmó que “la sociedad catalana, vasca y gallega rechaza mayoritariamente la figura de una institución anacrónica heredera del franquismo”, que se sustenta -añadió- “en el objetivo de imponer la unidad de España”.
Dijeron que el rey “impone las leyes y niega los derechos civiles, políticos y nacionales”, y que no le reconocen "ninguna función política”.
Es difícil soltar más despropósitos en menos palabras. Se arrogaron una representación que no tienen, de catalanes, vascos y gallegos en su conjunto; obviaron que la monarquía fue votada mayoritariamente por los españoles que aprobaron la Constitución de 1978; y mostraron desconocer que el rey no impone nada sino que, en su caso, todo lo aprueban el Gobierno y las Cortes.
El "Viva el Rey" de Batet engarza con el que, en 1982, protagonizó otro socialista, Gregorio Peces-Barba, que, en una sesión semejante, propuso un "Viva el Rey", seguido después de "Viva la Constitución” y “Viva España”. Desde entonces no había vuelto a escucharse en boca de un presidente del Congreso.
Pienso que la monarquía, y por supuesto Felipe VI, tienen bastante suerte. Suerte de que los ataques más furibundos contra la institución y contra su persona procedan sobre todo de los cinco partidos firmantes del manifiesto.
Suerte de que, quienes encarnen el republicanismo sean los independentistas, los que quieren separarse y romper España.
Porque, a una bandera enarbolada por esos personajes y esas formaciones, va a ser difícil que se apunten la mayoría de los españoles.
Que el republicanismo se haya refugiado sobre todo en la izquierda radical y antisistema y en los separatistas quita, evidentemente, apoyos a esa opción ideológica.
Y, frente al comunicado de los independentistas, la respuesta fueron cuatro minutos de aplausos al rey por parte de los diputados y los senadores. Incluidos Pablo Iglesias y los cuatro ministros de Podemos.
Felipe VI llegó a sentirse hasta abrumado, y así lo expresó con sus gestos y agradecimiento.
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